CRESTA CABRIOULES(3.116 m) -LEZAT(3.107m)

Alexis, Manolin y Alberto nos dirigimos hacia la zona del Pirineo más nordica, la zona Bagneres de Luchon, el objetivo de nuestro viaje era combinar en una divertida ruta circular, la escalada de el Gran diedro de ascenso al pico  Espijeoles y el cresterío Cabrioles-Lezat. Lamentablemente y debido a las inclemencias meteorológicas, únicamente pudimos realizar la cresta.
Comenzamos la aventura ascendiendo hasta el refugio de Espingo en la misma noche de llegada, hacia las 22.00 del viernes comenzamos nuestra andanza llegando dos horas más tarde al refugio.
Al día siguiente nos encontramos con la presencia de una suave lluvia y  una densa niebla, lo cual nos hizo replantearnos la opción de la escalada del diedro pues este tenia un grado de V  y nos veíamos incapaces de afrontarla con agua de por medio. Comenzamos la aproximación y hasta los 2400 m fuimos incapaces de ver mas allá de 10 metros, lo cual evito que encontráramos el camino de aproximación a la vía, y aun habiéndolo encontrado, no estaba la situación como para escalar semejante vía, por ello, nos dirigimos directamente al siguiente refugio(Jean Arnaud) donde tuvimos que esperar hasta el día siguiente en busca de una nueva oportunidad.
Después del descanso nocturno nos despertamos con que el tiempo estaba igual que el día anterior, pero para nuestra gratitud, la niebla y las lluvias andaban por debajo de nuestra posición, con ello y tras un copioso desayuno, iniciamos nuestra ruta desde el refugio hasta el collado Mamy a través de una incesante pedrera de pendiente pronunciada, desde ahí ascendimos hasta el Cabrioles en una divertida escalada, subir y bajar de nuevo al collado nos costo media hora, y una vez ahí, comenzamos el paseo por la afilada vértebra de gendarmes que nos conduciría a Lezat, como acciones a destacar más allá de la propia evolución en cresta se destacan dos rápeles de 8 y 12 metros, un paseo por una vertiginosa repisa en la cara oeste de la cresta, la escalada del gendarme blanco, punto en el que se situaba la trepada de mayor dificultad siendo esta de un grado de V equipada únicamente con un clavo al principio de la vía, este largo fue abierto por el ilustre Alexis, que con un buen par de botas solucionó a la perfección la breve pero trepidante escalada, una vez superado esta trepada, continuamos camino a la cumbre,  unos metros más adelante nos plantamos ante una quebradiza escalada de 4º grado con la que se terminaban las dificultades verticales y solo nos quedaba disfrutar del paseo hasta el pico, tres horas desde el collado, finalizando así una cresta catalogada de D+, muy aérea en su totalidad, expuesta y mantenida la cual no deja indiferente a nadie.
La faena aun no había terminado, nos quedaba un interesante descenso el cual realizamos  por varias canales de pendiente considerable, con destrepes comprometidos y rematados  con un rápel desde un inesperado clavo, una vez en la falda de la cresta, solo quedaba volver al refugio y de ahí deshacer todo el camino hecho en los días anteriores volviendo al coche 3 horas y media más tarde, felices, satisfechos.